

Hoy tenía ojos casi cerrados, no tenía ni ganas de mover la cabeza.
Aún así, tenía escuela, no podía faltar, así que tenía que esforzarme para mover el brazo y alcanzar el buso de lana que tanto me gusta, que al final tuve que cambiar por otro porque iba a ir a Mercedes y mi buso era MUY viejo.
En la cocina me dieron ganas de sentarme, en serio tenía sueño.
Cuando mamá me dió mi taza con leche adentro, se me abrieron un poco los ojos, olí otra vez y me la tomé de un sorbo.
Se me abrieron los ojos de un saque, ¡estaba muy rica!
Comí pan tostado con queso derretido arriba, me lavé los dientes, apronté todo y fuí a la escuela.
Cuando llegué prendí la XO para terminar un trabajo.
Y así, sin más, apareció una mujer que a la vista parecía amable, y tenía una sonrisa difícil de explicar.
Como no la conocía y Diana estaba, solo me pasó una cosa por la cabeza: era la Inspectora.
Después de verla me puse nerviosa. ¿Y si hacía algo mal?¿Y si no le gustaba algo de lo que hiciera?.
Al ir pasando las horas me empezó a gustar que estuviera. ¡Hasta le pregunté cuántos años tenía!
Cuando pasó el recreo nos mandaron a hacer un cuento.
Y ya no estoy nerviosa porque ella esté presente.
Oriana (4º año)